Cuando el niño inicia la escuela necesitan nuestra ayuda para superar esta nueva etapa de su vida. Durante la adaptación es muy habitual el llanto, las rabietas, los enfados y la irascibilidad en el niño. Puede que solo se muestre así a la hora de entrar y luego se le pase, o puede que a lo largo del día se muestre lloroso y reclame constantemente a sus educadoras que su mama lo vaya a buscar.
Esta actitud está dentro de la normalidad, se comportan así porque es la manera de expresar lo que sienten. El niño siente miedo ante lo desconocido porque va a un lugar nuevo para él que no le da seguridad y es algo que tiene que aprender. Para ello necesita tiempo.
El niño tiene miedo de que mamá o papá no les vayan a buscar y les dejen en ese lugar extraño. Él no es capaz de entender que volverán a recogerlo ya que no es capaz de saber que ocurrirá mas tarde. Poco a poco, comprueba que sus padres lo recogen en un momento determinado del día e irá ganando seguirdad.
El niño se siente inseguro porque se siente en un ambiente desconocido y extraño y esto le genera desconsuelo y ansiedad que manifiesta de manera diferente en función de su temperamento. Además ve que no tiene una atención exclusiva como en casa sino que tiene que compartir profesora, espacios y juguetes con otros niños desconocidos. Esto poco a poco se va transformando en seguridad a medida que establece un vínculo afectivo con la profesora, a quien puede acudir cuando tiene sed, hambre, “pis”…. y por otra parte, se va identificando con los compañeros, el aula, los juguetes…. aprendiendo a compartir y estar en un espacio con más niños.
Para que todo esto lo puedan superar de la manera más adecuada posible tenemos que entender sus sentimientos y ofrecerles ciertas herramientas que les ayuden a conseguir estos sentimientos de seguridad que les permita construir una buena autoestima. Para conseguir esto, ni que decir tiene, que necesitamos mucha paciencia.
Los objetos transicionales suelen ser bastante positivos ya que hacen de nexo de unión entre la casa y la escuela haciendo que el niño se sienta más seguro, no son caprichos sino necesidad emocional que es necesario atender y respetar. Estos objetos pueden ser escogidos:
- Por el niño: un muñeco, un peluche, una mantita… al que niño otorga la capacidad de consolarle, de tranquilizarle y de calmar sus miedos ya que les atribuye lo que necesita de la madre y el padre
- Por los padres: puede ser un objeto propio del padre o la madre que este cargado de afecto y protección que se lo entregará antes de entrar al colegio y lo podrá guardar en un bolsillo y su mochilita haciéndoles ver que ese objeto le ayudará a sentirse mejor porque le hará recordar que le quiere y volverá a buscarle. Un pañuelo, un llavero, una pulsera….
- Un objeto creado juntos con propiedades mágicas: cualquier objeto pequeño que puedan crear entre todos y se le dará propiedades mágicas, si es necesario se le echarán hasta polvos mágicos, haciéndole ver que está cargado de mucha fuerza y amor y que le ayudará a sentirse mejor hasta que ellos le recojan.
Es importante que la maestra entienda que este juguete le ayuda a consolarse y tranquilizarle en los momentos difíciles y por tanto respetarlo y permita que lo conserve o lo toque en un momento determinado.
Como ya hemos comentado, la despedida de los padres al niño le cuesta mucho ya que la separación le produce inseguridad e incluso miedo. Por este motivo, es conveniente establecer una especie de ritual de despedida que haga que el niño sea capaz de superar esas emociones.
Es recomendable que antes de salir de casa tengáis tiempo para ir preparando esta despedida a través del ritual que vosotros elijáis (entrega de un objeto al que le deis todos los besos que le harán falta a los largo del tiempo que no vais a estar con él, dibujos que habéis hecho de corazones, de besos ….), de manera que cuando lleguéis al colegio la despedida puede ser todo lo rápida que supone la dinámica escolar.
No obstante, los primeros días es normal que existan los llantos pero al poco tiempo, si mantenemos el ritual, desaparecerán. Hay que tener en cuenta que el niño necesita vaciar su angustia y su miedo y el llorar es una reacción normal y sanadora que le ayuda posteriormente a poder centrar su atención en recomponerse.
Cuando el niño llega al aula es normal que se apodere de él el desasosiego y el miedo, sería ideal que encontrase a alguien que le reciba con cariño, para ello están sus maestras que normalmente tienen diferentes estrategias para conseguir que su adaptación sea lo menos traumática posible acogiendo ese mundo emocional que se siente frágil y abandonado en esos momentos (rincones acogedores, muñecos, cojines, colchonetas…).
Es conveniente que todos los adultos que les rodean en ese momento validen sus emociones para lo que no tenemos que darles mensajes negadores como “no llores, no te preocupes, no pasa nada…” sino mensajes de tipo “ se que estas triste, estas enfadado, tienes miedo…” si tiene reacciones de golpear hemos de dejarles desahogarse y podemos darles mensajes tipo “ te vas a hacer daño, no debes pegar porque le haces daño…” incluso podemos tener un cojín o muñeco grande en el aula al que podamos remitirle para que le golpee diciéndole que ahí sí puede golpear porque no le hace caño, pero que a los demás compañeros o maestra no se les golpea porque a ellos sí les haría daño.
El tiempo que cada niño necesita para adaptarse a su nueva situación es diferente depende del temperamento de cada niño.
Hay niños que son de sonrisa fácil y que no suelen extrañarse de nadie. Son niños sociables, que se adaptaran fácilmente al nuevo contexto escolar aunque le cueste ser paciente ya que suelen ser bastante impulsivos.
Otros tienden a esconderse detrás de las piernas de sus padres y no quieren desengancharse de ellos, los cambios no les gustan y son reticentes a relacionarse con los demás. Suelen ser niños inseguros y tímidos. Su adaptación precisará más tiempo y paciencia. Podríamos decir que es el niño prudente.
El niño aventurero, travieso y activo que lo quiere saber todo, pregunta todo, que no para, con ideas descabellas y que no le gusta perderse detalle se adaptará con facilidad.
Otros son miedosos, necesitan ser acompañados a todas partes y prefieren estar en su casa o con sus padres, les gustan más los cuentos y los juegos tranquilos que los movidos. Son niños que les cuesta mucho los cambios y por tanto, el inicio escolar será una etapa difícil.
Y por ultimo podríamos hablar del niño gruñón, que su primera respuesta siempre es un “no” y nada le parece bien. Son niños tozudos y de trato difícil que les hace difícil la adaptación.
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Ferrerós, M.L. (2007). Abrázame mamá. El desarrollo de la autoestima infantil y juvenil. Editorial Planeta Prácticos
Noelia Murillo. La adaptación escolar en la infancia. Edukame.com
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