El síndrome del cambio de tutor es una de esas situaciones que podemos incluir en cada comienzo de curso. Se incluye junto con otros muchos, como el ya típico síndrome postvacacional.
Este es un fenómeno que vengo apreciando en familias de Educación Infantil y Primaria cuyos hijos cambian de tutor o de tutora. Es un “síndrome” que afecta principalmente a las familias, pero que predispone negativamente a los niños y termina afectando a todos, incluidos los educadores.
En este artículo te quiero describir en qué consiste y ayudarte, como padre o madre a descubrir si lo padeces, para que pongas remedio.
Síntomas principales del síndrome del cambio de tutor
Las familias que padecen el síndrome del cambio de tutor, suelen mostrar los siguientes síntomas:
Los síntomas empeoran
El síndrome puede llegar a una fase aguda, con algunos de estos síntomas:
Diagnóstico
El síndrome del cambio de tutor “se diagnostica” solo cuando no hay razones objetivas de incompetencia manifiesta del tutor o tutora para labor de educar y enseñar. Tan solo que utiliza otros métodos, tiene otros criterios y otra forma de ser diferente: hay tutores edulcorados con miel, otros con azúcar y otros simplemente con sacarina…
Consecuencias y curso del síndrome
Las consecuencias del síndrome del cambio de tutor pueden ser diferentes, tanto para los padres, como para los hijos, como para el profesor.
Tratamiento del síndrome del cambio de tutor
Para tratar el síndrome del cambio de tutor deben adoptar las siguientes medidas:
1. Un poco de empatía
Piensa por un momento si te gustaría que el tutor actuara contigo o con tu hijo de la misma forma: si os comparara con las familias y alumnos que ha tenido en años anteriores. O piensa cómo podrá sentirse ante la actitud que están mostrando hacia él los padres.
2. Conceder tiempo
Como ocurre con otros aspectos de la vida, es necesario conceder un tiempo prudencial para que el nuevo tutor o tutora se adapte a la clase, consiga dominarla y la clase también se adapte a él. En educación, las prisas nunca son buenas y juzgar a las personas en los primeros minutos, suele llevar a equivocaciones. Un tiempo prudencial significa dar la oportunidad de un trimestre de curso, para valorar su actuación.
3. Pedir explicaciones
Las actuaciones de los profesores suelen tener un motivo. Si no entiendes alguna actuación del nuevo tutor, no te gusta o no es válido con tu hijo, es mejor hablarlo directamente con el tutor, cuanto antes. Desahogarte en whatsapp con otros padres o en la puerta del colegio solo empeora las cosas, nunca las mejora. En esa entrevista, el tutor o la tutora puede conocer mejor a tu hijo, y tú conocerás mejor las intenciones del profesor. Y en el mejor de los casos, puede ayudar a que el profesor sea más objetivo con la situación y decida cambiar algún aspecto que no está dando resultado.
4. Hay diferentes formas de ser tutor
Existen profesores excelentes: tienen buen trato, son simpáticos, entusiasman, son innovadores, enseñan bien. Pero también hay buenos maestros… aunque no sean excelentes. “Cada maestrillo tiene su librillo”, dice el refrán español. Es decir, cada maestro tiene su método;método es una palabra de origen griego que significa camino. Cada maestro tiene su camino (método) para educar a los niños. También hay diferentes formas de ser: los hay más simpáticos, más cercanos o más distantes… pero a un tutor o tutora no se le juzga por su personalidad, sino por su profesionalidad, el trato respetuoso con las personas y su capacidad de enseñar.
Así que espero, que los que podéis padecer el síndrome del cambio de tutor os mantengáis prevenidos, y si alguna vez lo llegáis a padecer, lo tratéis adecuadamente.
Jesús Jarque García
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